Una meta es algo que no tienes y deseas alcanzar. Un sistema, es el proceso, la metodología, las acciones, la estrategia que te hará cumplir ese deseo.
Dos personas pueden desear lo mismo, pero las probabilidades estarán siempre a favor de aquel que tenga un mejor sistema.
La RAE define a sistema como un conjunto de reglas o principios sobre una materia racionalmente enlazados entre sí.
Voy a poner de ejemplo este artículo, yo y otra persona tenemos la meta de escribir una nota sobre cómo podríamos incrementar las posibilidades de conseguir un deseo. Mi contrincante por decirlo de una manera, en un periodo de dos horas, se queda pensando en todo lo que obtendría una vez que la publique y esperando que la idea le llegué como por arte de magía, porque se sienta a escribir, pero las palabras no salen. Mientras yo, o algún otro escritor, nos preparamos una taza de té, leemos un par de minutos sobre el tema, ponemos música relajante, damos un paseo de 15 minutos para que nuestro cerebro asimile de una mejor manera la información y entonces, nos sentamos a escribir con las ideas fluyendo en la mente.
Mientras uno se quedó pensando, el otro colocó varios puntos, que de primera instancia parecerían no tener relación alguna, pero en conjunto, hicieron que del proceso algo exitoso, y por lo tanto, haber concluido la meta de escribir un gran artículo sobre un punto importante en el desarrollo personal.
Claro que esto es desde un punto de vista creativo, pero se puede aplicar perfectamente en otros aspectos.
Todos queremos conseguir algo, de cierta forma de eso se trata la vida, de lograr algo y ya que lo alcanzamos, nos damos cuenta que es agradable, pero que ahora queremos otra cosa y entonces vamos a por ello. Es como si fuera un ciclo sin fin.
Yo creo que la magia de la felicidad radica en saber en qué nivel es en el que deseas estar, porque siempre va a haber algo más, un escalón más por subir.
Ojo, la meta y el sistema van de la mano. Porque como le dijeron a Alicia, si no sabes hacia dónde vas, cualquier camino te llevará allí.
Sencillamente, si no tienes una meta clara y definida, ningún sistema te será realmente de ayuda.
Por eso te invito a tomarte un tiempo y pensar detenidamente, ¿cuál es tu meta? ¿Qué quieres lograr?
Una vez que lo tengas, ten en cuenta que es muy distinto saber el camino, que recorrerlo. Ten la apertura de que las cosas probablemente no van a salir como tú quieres, y eso está bien. Porque tienes la capacidad de adaptarte, de encontrar oportunidades.
Agrega a tu sistema, a tu rutina, todo aquello que te pueda ser útil. No tengas miedo de tomar acción, sé que es fácil decirlo y hacerlo es completamente distinto, pero si nunca lo intentas, no sabrás si es posible. De vez en cuando es importante preguntarnos, esto que estoy haciendo, ¿me ayuda o me estorba?
Te hago la invitación de que salgas a caminar 15 minutos y pienses en este lapso; ¿qué quieres lograr en esta semana?
Muchas veces pensamos que las metas deben ser a largo plazo, pero a veces, es mejor cuando son cortas. Si tu meta es estar en buena forma física, ponte la meta semanal de que en esta semana, por lo menos harás cuatro días ejercicio.